Por Gabriela
S. Gómez
Colaboración de Mercado de Crédito
Seguramente, en más de una ocasión, has escuchado hablar del CAT o, al menos, te lo has topado en alguna publicidad bancaria o en el estado de cuenta de tu tarjeta de crédito. Pero, ¿sabes realmente para qué sirve y cómo te beneficia conocerlo?
El CAT es una unidad de costo asociada a productos financieros, específicamente al crédito, que existe únicamente para beneficio sus usuarios. Fue diseñado por las autoridades Mexicanas para ayudarle al usuario a distinguir el costo real de los diferentes créditos que se ofrecen en el mercado.
Hace algunos años, la mayoría de las personas elegíamos un crédito tomando en cuenta únicamente la tasa de interés. El crédito con la menor tasa era el contratado. Pero ¡oh sorpresa! La tasa de interés no es todo el costo que conlleva adquirir un crédito. Las instituciones financieras nos cobran, dependiendo del producto, una comisión por apertura (en casi todos), una comisión por disposición (en los revolventes), una por administración (en uno que otro), y, además, seguros; seguros de desempleo, vida, etc. O sea que con la tasa de interés apenas íbamos empezando.
Entonces, ya vamos entendiendo que el costo del crédito está definido por más que la tasa de interés. La ignorancia de lo anterior, llevó por muchos años a muchas personas a elegir productos más caros o por encima de sus posibilidades.
En 2007, las autoridades financieras decidieron ponerle fin a esta confusión. Crearon un indicador que nos dijera cuánto nos va costar al año, en total y con todos los costos añadidos incluidos (seguros, comisiones, etc.), el crédito que vamos a contratar. A este indicador lo bautizaron como Costo Anual Total (CAT) y promulgaron una ley donde obligan a todas las instituciones financieras a indicar el CAT de todos los productos que promocionen o vendan por debajo de 900 mil Unidades de Inversión (UDIs), aproximadamente 4 millones 700 mil pesos.
Ojo, así como no hay persona igual, no hay crédito igual
El CAT, como todo superhéroe, tiene sus debilidades. El CAT es el mejor indicador que tenemos hoy en día para diferenciar un crédito de otro pero debemos tomar en cuenta cómo hacen las instituciones para calcularlo y así entender que puede tener importantes variaciones:
CASO 1 (maravilloso)
El producto de la institución financiera es estandarizado. Esto significa que el producto maneja una tasa y comisión única para todos sus clientes. Por lo tanto el CAT que anuncien seguramente será igual al que nos otorguen a nosotros.
CASO 2 (no tan maravilloso)
Existen productos que manejan amplios rangos de precios dependiendo del perfil del solicitante. Por ejemplo tasas del 20 al 50%, comisiones del 1 al 5%, etc. Cuando esta institución anuncia o le hace publicidad a su producto, únicamente esta obligada a tomar la tasa y la comisión promedio a la que ha prestado ese producto históricamente para calcular e indicar su CAT. ¡Oh problema! El rango entre 20 y 50 es muy amplio y la tasa que me ofrecerían por mi situación particular podría estar muy lejos del promedio. O sea que ese indicador de CAT no me serviría para nada.
¿Qué quiero decir con estas terribles noticias? Que al analizar tus opciones de crédito uses el CAT como una brújula orientadora pero no como indicador del camino definitivo. Usa el CAT para acotar tus opciones, pero antes de contratar pídele a las instituciones que te calculen el CAT exacto que aplicaría en tu caso particular dada la tasa y las comisiones que te han otorgado, de esta forma podrás planear bien tus pagos y evitarte sorpresas y golpes inesperados a tu ingreso futuro.