La tristeza se define como un “sentimiento de dolor anímico producido por un suceso desfavorable que suele manifestarse con un estado de ánimo pesimista, la insatisfacción y la tendencia al llanto”.
Y a todos nos pasa; ¿quién no se pone triste de vez en cuando? Si tu estado anímico normal es la tristeza entonces ya no es algo normal, ve y habla con algún profesional y pide consejo. No quiero levantar
alarmas, quizá es pura paranoia mía o tuya. Por eso mejor asegúrate.
Nuestra
tristeza
Muchas veces nos sentimos tristes o “necesitamos” algo
simplemente porque estamos tristes. Nos robaron el celular, nos peleamos con la
familia, mi novio hizo o dejó de hacer algo, o simplemente porque está nublado…
En un afán de paliar ese sufrimiento o tristeza muchas
veces atentamos contra nuestra cartera simplemente porque “me lo merezco.”
Claro que te lo mereces, te mereces la mejor vida que ningún emperador haya
soñado. Pero es diferente merecerlo a poder pagarlo.
Si gastas ese dinero es o porque lo tienes o porque
los créditos te lo permiten. Pero es una compra de la que seguramente te vas a
arrepentir y lejos de lograr la satisfacción que buscabas, te sentirás más
culpable por haber comprado algo inútil o demasiado superfluo.
La ropa siempre puede esperar y debe contemplarse en
el presupuesto. No la uses como aspirina del alma; eso no quita el dolor.
Círculo
de tristeza
No caigas en ese círculo vicioso: compramos, luego
llega la culpabilidad porque compramos cosas que no nos sirven; llega la
quincena y volvemos a comprar para sentirnos mejor…
Normalmente se piensa que las mujeres son las que más
se inclinan a este tipo de comportamientos, pero también los hombres. Lo malo
de los hombres es que no se dan cuenta. Sí, trabajas duro todos los días, pero
eso no te da lo suficiente para andar gastando todo el fin de semana. Cuidado
con dejarse llevar por las emociones.
Hemos hablado de la tristeza, pero hay más emociones.
A veces también se gasta con el alma eufórica o llena de energía.
Cuida tu cartera
Hay que buscar la satisfacción, pero a un grado normal
y yendo a lo que podemos costear. Cuando te encuentres triste o eufórico
pregúntate si realmente es necesario lo que estás a punto de comprar. Si dudas
un segundo, no lo compres; mejor deja que pase el día, vete a tu casa y
piénsalo. Si al día siguiente lo sigues necesitando vas y lo compras. Te habrás
asegurado de cuidar tu cartera. No hagas cosas de las que te puedas arrepentir.