En los últimos 4 meses ha pasado de todo con la gasolina en México. Desde una estrategia radical contra el huachicol, pasando por el desabasto en todo el país, hasta llegar a que el presidente revelara que empresas venden la gasolina más cara, pero nada de eso ha logrado el objetivo de disminuir los precios.
Sólo queda preguntarse ¿por qué no baja el precio de la gasolina? Sí, ha habido acciones del Gobierno mexicano para combatir la corrupción al interior de Pemex o el robo que costaba millones de pesos a los mexicanos, pero según los expertos, hay más razones de fondo que impiden una disminución de los costos.
¿Por qué no bajan los precios?
Especialistas aseguran que, aunque hubiera un decreto presidencial, aún hay 4 motivos que evitan que los comercializadores bajen el precio al consumidor: falta de infraestructura para importar y transportar, que Pemex sea el único proveedor, los impuestos y el alza en el precio del petróleo a nivel mundial.
Es cierto que en 2016 la Reforma Energética del anterior Gobierno abrió la puerta para romper el monopolio de Pemex; sin embargo, a poco más de dos años México sigue sin tener suficientes gasolineras privadas como para incidir en la reducción de precios.
Actualmente en el país existen alrededor de 12 mil 837 gasolineras, pero de estas apenas 2 mil 907 son de empresas privadas, es decir alrededor de 23%.
Otro problema es el costo de la logística y distribución, que según los expertos termina teniendo un peso aproximado entre 60 y 65% en el precio final para el consumidor.
La cereza en el pastel serían los impuestos que encarecen el combustible entre 25 y 30%; todo esto termina encareciendo el combustible, afectando así al consumidor.
¿Cómo afecta esto a las Pymes?
Con todo esto, ahora entendemos por qué la gasolina se encuentra por las nubes en los últimos meses. El problema es que la subida de precio no sólo afecta a los ciudadanos, también hace su parte con las pequeñas y medianas empresas.
Piénsalo bien: si la gasolina sube de precio, este impacto repercute directamente en el precio de los transportes, tanto por medio aéreo, terrestre o marítimo; esto también lleva a una subida del precio en el coste de los factores de producción y, por tanto, al precio de los productos.
Pongamos de ejemplo a ‘Juan’, un emprendedor que comenzó hace poco un negocio de comida en la Ciudad de México. ‘Juan’ ya tiene bien identificados a quienes le surten los productos que cocinará en su restaurante.
El problema es que ante la subida de precios en las gasolinas, el distribuidor debe subir los precios de sus productos para tener menos impacto en el coste de envío. Al final Juan debe pagar un poco más por los insumos y, si no quiere tener también pérdidas, deberá hacer lo mismo que su distribuidor: aumentar sus precios (lo que repercute en el consumidor).
Con este pequeño ejemplo queda claro como el aumento en el precio de las gasolinas causa que las empresas deban optar por absorber las pérdidas o repercutir el sobrecoste de la producción al cliente.
De cualquiera de las dos formas se producirán pérdidas en alguna de las empresas o en varias, y por tanto, un aumento del precio de las gasolinas afectará alguno de los integrantes de la cadena de producción.
¿Las Pymes pueden eficientar la compra de gasolina?
Ahora que ya sabemos por qué la gasolina sigue aumentando de precio, los expertos señalan que viene siendo momento para que toda empresa haga uso de la tecnología que tiene a la mano para mejorar al máximo los recursos.
Entre los consejos para ahorrar gasolina está: establecer horarios matutinos o nocturnos para la compra de combustible, poner reglamentos internos en los negocios, dar mantenimiento a los autos de tu empresa y usar las herramientas tecnológicas para saber en qué gasolineras está más barato el combustible.