5 Lecciones de liderazgo de la Reina Isabel II

Sin duda un gran monarca debe destacar en la historia por sus habilidades de liderazgo y la Reina Isabel II no es excepción. Ella lideró el Reino Unido durante casi siete décadas, con un compromiso y cumplimiento de su función en medio de grandes cambios sociales, económicos y de escándalos familiares, lo cual indudablemente hace a La Reina Isabel una gran administradora.

Además de sus muchas funciones simbólicas, ser monarca es un trabajo como cualquier otro con sus grandes retos. Cualquiera que haya sobrevivido en un trabajo tan difícil como el de la Reina Isabel puede enseñarnos un par de cosas.

Aquí te compartimos cinco lecciones que podemos aprender sobre el liderazgo de la Reina Isabel II:

• Prepárate para asumir una posición de líder

Cuando la Reina nació, era la tercera en la línea de sucesión al trono. Nunca sabes cuando ocuparás un puesto de responsabilidad, así que prepárate para estar al mando en el puesto más alto.

• Adopta la tecnología

La Reina Isabel II, siempre estuvo a la vanguardia e incorporó los nuevos medios de comunicación al espectáculo de su ascenso. En un papel lleno de tradición, Isabel desafió a las fuerzas conservadoras y fue lo suficientemente abierta como para experimentar aumentando su popularidad y la importancia de la monarquía.

• Comunícate en persona

La comunicación a distancia no es la única forma de mantenerse en contacto. Al principio de su carrera, Isabel ganó popularidad y respaldo con visitas presenciales a Australia. A veces no basta con un correo electrónico o una llamada telefónica. Visitar a las personas genera conexiones más fuertes y de respeto.

• Mantén la calma y sigue adelante

Desde que Isabel asumió el cargo a los 26 años, Gran Bretaña se ha convertido en una sociedad diversa y multicultural. En lugar de oponerse a esos cambios la Reina los presidió con dignidad y gracia. El legado de Isabel nos recuerda que hay que entusiasmarse con el cambio en lugar de temerle.

• Mantente al margen de la controversia

El deber de los monarcas británicos es no expresar opiniones políticas, sino alentar, advertir y aconsejar. Isabel siempre mantuvo el equilibrio en asesorar sin emitir una opinión. No todos los asuntos merecen nuestra atención. A veces, es importante mantener nuestra opinión para nosotros mismos, a pesar de lo que nos diga nuestro ego.

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