
El 74.3% de la población mexicana cuenta con al menos un producto financiero formal, como una cuenta de ahorro o un crédito, según los datos de la ENIF 2024.
En un mundo cada vez más digitalizado, la inclusión financiera es una necesidad fundamental. Este concepto definido como el acceso y uso de servicios financieros formales bajo una regulación apropiada, representa una oportunidad para que más personas se sumen a la economía formal y disfruten de sus beneficios.
En México avanzar en este tema es crucial, y las recientes cifras de la Encuesta Nacional de Inclusión Financiera (ENIF) 2024 subrayan tanto los logros como los retos que aún enfrentamos.
La inclusión financiera tiene dos grandes componentes: acceso y uso. El acceso se refiere a la disponibilidad de infraestructura, como sucursales bancarias o terminales punto de venta, mientras que el uso implica la contratación y frecuencia de uso de productos financieros, como tarjetas de crédito, cuentas de ahorro o créditos.
No obstante, persisten desigualdades significativas. Hay una brecha de 8.1 puntos porcentuales entre hombres y mujeres, lo que refleja que los desafíos de acceso no afectan a todos por igual.
La Ciudad de México y las zonas norteñas del país presentan mayores niveles de inclusión, mientras que las áreas del sur enfrentan rezagos significativos. Esto destaca la importancia de seguir ampliando las redes de infraestructura financiera.
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La educación financiera: un habilitador clave
Más allá de la infraestructura uno de los retos más evidentes es la falta de educación financiera. Muchas personas desconocen conceptos básicos como el cálculo de intereses o la comparabilidad de productos, lo que limita su capacidad para tomar decisiones financieras informadas.
Aquí es donde la educación juega un papel transformador, no solo para cerrar brechas de conocimiento, sino para empoderar a las personas y reducir vulnerabilidades.
Muchas micro y pequeñas empresas aún carecen de acceso a créditos formales debido a la falta de información sobre los requisitos o beneficios de estos servicios; en ocasiones, los emprendedores o dueños de pymes utilizan sus tarjetas de crédito personales cuando ya existen en el mercado Tarjetas Empresariales.
Los préstamos empresariales bien estructurados y una mejor educación financiera pueden marcar una gran diferencia.
La banca empresarial juega un papel clave. Ofrecer productos diseñados específicamente para las necesidades de las micro, pequeñas y medianas empresas permite impulsar su crecimiento, formalización y sostenibilidad. Además, facilita que los emprendedores accedan a herramientas digitales que antes estaban reservadas a empresas más grandes, nivelando el terreno de juego en el ecosistema financiero.
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Los pagos digitales, herramienta de inclusión
La adopción de pagos digitales es otro factor transformador. El uso de aplicaciones móviles para realizar operaciones financieras creció significativamente, de acuerdo con los resultados de la ENIF 2024.
Más del 69% de las personas con cuenta de ahorro formal ahora utilizan aplicaciones móviles para manejar sus finanzas, reflejando el potencial que tiene la tecnología para derribar barreras geográficas y socioeconómicas.
Herramientas como las Terminales Punto de Venta y soluciones de cobro digital como CoDi son esenciales para integrar a pequeños negocios al ecosistema financiero, ayudándolos a captar un mercado más amplio y fomentar la confianza en medios de pago distintos al efectivo.
Nuestra responsabilidad colectiva
Para instituciones como Konfío la inclusión financiera no es solo un objetivo social; también es una estrategia de negocios sostenible. Al fomentar el acceso a productos financieros en las pymes que no están atendidas y promover la educación financiera, no solo se genera impacto económico positivo, sino que se establecen relaciones de confianza y largo plazo con los clientes.
La inclusión financiera es mucho más que una métrica: es un catalizador para el desarrollo económico y social de México.
Como empresa comprometida, no solo buscamos ofrecer soluciones innovadoras, sino también ser parte activa en la construcción de un futuro más equitativo y próspero.