Muchos hemos pasado por esa lucha interna de darnos de alta en el SAT o no. Sobre todo cuando tenemos una cartera de clientes más o menos decente que nos alimenta sin necesidad de pagar impuestos. ¿Por qué pagar impuestos si lo puedo evitar?
Y además de esto, la gran tarea confusa, pesada, larga, tediosa, aburrida y absurda de empezar, continuar y terminar con el trámite del SAT. Pensamos que es algo tan engorroso que incluso llega a convertirse en una razón para no registrarnos como empresa formal (persona moral) o como persona física.
Sí, también es verdad que todos ya lo hemos pensado, lo hemos discutido, incluso nos hemos informado, pero no terminamos por convencernos.
Existen dos causas que nos llevan a registrarnos en el SAT
Porque tienes un cliente grande
La suerte te volteó a ver y te sacaste la lotería con un contrato billetudo. ¡Felicidades! Obviamente este cliente grande necesita una factura… Ya se te acabaron tus días de informal. Un gran paso para ti, ahora lo que toca es que esa puerta te siga abriendo otras y otras. El camino de tu éxito se está marcando.
Das una fuerte factura, deduces todo lo que puedes, pero claro que te toca pagar algo de impuestos. No hay de otra. Pero sería absurdo rechazar un fuerte ingreso por el pretexto absurdo de que no quieras que se te quite un parte, ¿verdad?
Porque tienes visión
Ahora veamos la otra mordida de la galleta.
Tienes a los clientes informales que te dan para vivir tranquilamente (si andas de suerte). Pero claro que no puedes llegar a ofrecer tus servicios o productos a grandes empresas porque el tema de las facturas de frena y casi hasta te intimida.
Ahí es donde entra tu visión y estrategia. Das un paso importante (formalizarte) con las ganas y el trabajo coordinado para conseguir clientes más grandes. Claro, todo esto sin descuidar a tus clientes ordinarios. ¿Por qué ganar 10 si puedo ganar 100? No hay argumento válido para no intentarlo y no pensar en grande.
Por supuesto que es un paso importante que te tomará tiempo y esfuerzo. Pero júzgalo por ti mismo Si quieres crecer y superarte, no tienes muchas opciones. ¿Vale la pena intentarlo?