Motiva tu vida diaria con estos conejos

Ya se acabó nuestra piña colada con solecito rico. El domingo nos chutamos un tráfico aberrante en cada caseta para volver a nuestros lugares. Hoy en la mañana quizá se nos hizo tarde con la esperanza de que las vacaciones siguieran, pero eso no sucedió… Es hora de retomar nuestras actividades.

Lupita no se quiso levantar. Su despertador sonó  a las 7:00am.

– Un ratito más –pensó…

Motiva tu vida diaria con estos conejos

Y el “ratito” fue otra hora. Cuando se dio cuenta de que ya iba muy tarde saltó de la cama asustada, se bañó como pudo, se puso lo primero que encontró, llegó a la parada de autobús, hizo la fila que tanto detesta y llegó media hora tarde.

Su escritorio estaba infestado de papeles pendientes, de problemas, quejas, nuevas tareas, etc. Una calurosa bienvenida para alguien que viene recién descansado.

Pero Lupita lo último que quiere en ese momento es trabajar… Tiene un problema. Mucho trabajo y poca actitud.

¿Es falta de capacidad? No.
¿Falta de organización? No.
¿Falta de medios? No.

Lo único que le falta a Lupita son ganas. A Lupita no le da la gana trabajar. Punto.

¿Qué hacer en esos casos? Lupita siempre es una empleada responsable, alegre, con empuje y capacidad de presión. Todos los días, excepto hoy…
Si tú eres Lupita tienes dos opciones: una, aguantar y resistir a que se acaba el día, llegues a tu casa y descanses del día tan fastidioso; otra, que sonrías y te entregues con la esperanza de que tu ánimo cambie. Suena irreal, pero sí es posible. La actitud que le metemos a nuestras actividades cambia nuestro ánimo.

Si tú eres el jefe de Lupita, tenle un poco de paciencia. Sabes que es una empleada cumplidora y responsable. Ten en cuenta que hoy no viene con el mejor humor para trabajar. Dale su espacio, trátala bien, adáptate un poco. Esa inteligencia como jefe marca la diferencia entre un patán y una persona respetable.

Suerte y éxito a todas las Lupitas y Lupitos que cubren este mundo.

Leave a Reply