Ser impuntual es un hábito muy desagradable para quienes esperan. Claro, el que llega tarde va a las prisas, corriendo, jadeando y hasta tiene la impresión de que se esforzó… Pero el que llegó puntual dejó sus actividades previas antes, se levantó más temprano, canceló alguna otra cita, cambió su rutina; en definitiva, hizo algo para no estar corriendo y llegar puntualmente.
Como me gusta mucho dividir las cosas en tres para hacerlas más entendibles voy a hablar de tres tipos de impuntuales:
1. Los desorganizados:
Son personas “muy ocupadas” que parece que están ocupadísimos. A penas tienen tiempo para comer e ir al servicio. Parecería que tienen un montón de cosas que hacer. Se la pasan quejándose de la vida, siempre están cansados, no tienen tiempo de desayunar ni de hacer ejercicio. Tampoco conviven con sus familiares ni amigos: se la pasan ocupados. Y lógicamente van a llegar tarde porque dentro de su montón de cosas de pendientes estás tú y la reunión contigo…
2. Los valedores:
Son a los que realmente les da lo mismo. Como ellos no le dan el valor suficiente, piensan que los demás viven así. Son relajados, tranquilos, desesperantes…
Para ellos las 8:00 y las 8:15 son exactamente lo mismo, como si fuera la misma hora, como si esos quince minutos no existieran para nada.
Quizá lleguen puntuales, quizá no, nunca se sabe. Y ni siquiera piden disculpas por llegar 20 minutos tarde, para ellos es lo mismo, no pasa nada.
3. Los que tienen mala suerte:
Llegar tarde no siempre es por desorganizado o valedor. También están los que carecen de ese factor sorpresa que nos llena de alegría: la suerte. Les toca un montón de tráfico, se les poncha una llanta, se enferman del estómago, un hijo se les enferma, pierden las llaves, se quedan dormidos, olvidan dónde dejaron el cel, etc. Simplemente tienen mala suerte.
La cosa es: si eso te pasa casi todos los días, entonces no es mala suerte; hay algo más que está fallando. Pero si te pasa una vez al año, tranquilo, avisa con tiempo a quien te vaya a esperar y listo.
A todos nos pasa, solo cuida que no suceda muy seguido porque entonces estarías siendo desorganizado o valedor.
Lo ideal sería nunca llegar tarde, pero no somos dioses. También es de grandes aceptar un error y ponerle remedio para que no vuelva a pasar. Si pierdo las llaves a cada rato, la solución es una cajita donde siempre las ponga. Si me quedo dormido porque mi cel se queda sin pila, compra un despertador tamaño “te levantas porque te levantas”. Si tu problema es el tráfico quizá la solución sea madrugarle más…
No suena atractivo, pero es tu decisión solucionar un aspecto de tu vida tan importante como la puntualidad.
Si eres puntual, chido, no dejes de serlo 😉