Cuando un crédito te quita el sueño, acaba con tus uñas o te arrebata el hambre, hay algo que no está funcionando. ¿Es el crédito o eres tú? Una pregunta fundamental para saber desde dónde arreglar el problema.
Si es el crédito analiza por qué: ¿muy caro? ¿no es lo que te dijeron? ¿no te parece justo?
Si eres tú pregúntate: ¿Qué pasó que hizo que se te saliera de control? ¿qué puedes hacer para mejorar tu estado? Analiza todas las cusas de tu problema. Para todo hay una solución o varias… Es cuestión de que pongas todas tus cartas sobre la mesa y empieces a ordenarlas.
Para evitar que un crédito se convierta en tu tortura china, es importante que consideres dos aspectos: tus ingresos y tu capacidad de pago.
1. Tus ingresos:
¿Cuánto ganas quincenalmente? En Konfío todos tus pagos son quincenales. Si el crédito que vas a tomar es de pagos mensuales entonces revisa tu ingreso mensual. Lee bien todos los aspectos prácticos y las letras chiquitas (esas que dan flojera leer).
Para los que están en una nómina es muy sencillo saber el ingreso periódico, pero los comerciantes bailamos las quebraditas con otro pie.
Revisa brevemente y trata de proyectar cuánto vas a ganar en los próximos meses.
2. Tu capacidad de pago:
¿Cuánto podrías pagar cada quincena? Tomando en cuenta el análisis de tus ingresos, no te excedas del 30 % del total para comprometerte a pagar cada quincena.
Si estás acostumbrado a contar con algo quincenalmente debes tener bien presente que por un tiempo no será así. Ojalá no sientas el recorte porque cuentas con la suficiente liquidez periódica para solventar el crédito.
Si no es así, pregúntate si realmente vas a poder pagar sin ningún tipo de retraso. Recuerda que el éxito de los créditos está en que no te atrases. Las tasas moratorias suelen ser el triple de la tasa de interés ordinaria.
No te asustes, sí es posible llevar créditos sanos con buen historial; sólo tienes que aprender a usarlos de forma inteligente y no comprometerte a nada que sabes que no cumplirás. Entrarle a algo que sabes que no vas a cumplir te puede sacar del apuro una vez, pero tú solito te cortas las alas. Y lo que queremos es que vueles muy alto.